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Color y Diseño: Ërase (…)

Ërase: un cuento de Navidad…

Érase una vez que se era, por decir algo, que ya es bastante, en una aldea de diseño grande y color blanco había un anciano que pasaba horas (…), horas (…) y más horas (…) coloreando las paredes de su taller.

El poder de una receta…diseño y color

Para ello primero utilizaba distintos materiales en sus compuestos, ya que eran esenciales para crear diferentes efectos con el mismo tono. A la vez captaba la luz del sol en distintos botes de cristal, los cuales vertía a su antojo por toda la habitación. Una iluminación a la que a veces apoyaba con aquella baladí y mustia vela de color ocre, con unos resultados que asombraban a cualquiera que se atreviera a pisar su ordenado taller. Por último a tamaña receta añadía la variable más difícilmente controlable, la tercera clave del diseño, una pizca de percepción individual.

La curiosidad de una niña…

Un día como otro cualquiera Julia paseaba por la aldea, brincando de un lado para otro. De repente se paró en seco y quedo embobada con el brillo de aquella ventana. No existían palabras para describir la explosión de color y diseño que se alzaban ante su mirada cuando trepó a ella.

Casi, sin pesarlo (bueno se lo pensó un poco), se introdujo por la puerta de entrada, la que casualmente estaba abierta, algo bastante previsible. Cuando llegó a la habitación, había mil colores y ninguno a la vez, algo así como la vida, un equilibrio perfecto de lo bueno y lo no tan bueno. Julia no sabía distinguir que emoción recorría en cada momento su pequeño cuerpo, eso le aterraba, pero más aún le hacía tocar el cielo.

La magia del color y diseño de la vida…

En medio de este baile de sabores, los colores comenzaron a hablarle y se fueron presentando uno a uno.

El Azul con sus anteojos bien asentados en la nariz, era inteligente, de gran sabiduría, reflexivo y paciente. Inducía al recogimiento, proporciona una sensación de espacio abierto.

El Rojo acalorado y excitado, le encantaba chasquear los dedos junto al fuego. Cromado de la sangre, el color de Marte, sugería la acción, y el movimiento de la pequeña estancia.

El Amarillo, alegre, risueño, optimista, aunque un poco arrogante por el poder que atesoraba. Poder de la alegría, el buen humor y la buena voluntad; transmitía un estímulo incomparable.

El Violeta, muy versátil él, maduro y con gran experiencia. En un matiz jovial (claro) en diseño y color era profundo, casi místico, misterioso, un poco melancólico, color de la intuición y la magia; en su tonalidad más madura (púrpura) era símbolo de realeza, suntuosidad y dignidad.

Naranja, hermano pequeño del Amarillo y el Rojo, tenía las cualidades de ambos, aunque en menor grado. Era pura energía un poco como Julia.

Verde, primavera, símbolo de juventud y esperanza a pesar de su edad. Le encantaba pasear por la naturaleza, los prados húmedos, el aire libre y el frescor de la mañana, equilibraba las sensaciones de aquella habitación.

En medio de aquel carrusel de presentaciones el anciano irrumpió en la habitación cogiendo a la niña del brazo y la extrajo llevándola rápidamente hacía el vestíbulo.

El resultado…

El anciano para nada era malo, ávaro, o le cambió el carácter por aquellas fechas, era una persona normal, de una aldea normal, que acertaba o fallaba como todos lo hacemos.

En un principio Julia rompió a llorar, por tantas emociones a la vez y la ágil mano del anciano. Pero la pequeña entraría en razón, cuando él le explico que era peligroso atender a muchas sensaciones juntas en un mismo lugar, además los efectos de la exposición a esa habitación del taller eran muy variopintos dependiendo de la forma de ver el mundo de cada cual, pudiendo ser esto mortal.

Pasó el tiempo, la historia de Julia y el anciano se extendió por toda la aldea y de ahí a otras aldeas. Numerosos sabios y estudiosos de la policromía se acercaron aquel taller y aunque esta armonía cromática ha sido intentada explicar por innumerables teorías, el cómo, el qué, el porqué de los colores a la hora de actuar sobre los aldeanos y estudiosos que entraban en aquella habitación, jamás nadie consiguió desentrañar el misterio de la estancia. 

Es cierto que en mayor o menor medida había reacciones físicas comunes ante cierto color, como sensación de frío en una habitación pintada de azul o la de calor en otra pintada de amarillo, colores cálidos que alegran, exaltan o estimulan, fríos que inquietan el ánimo, negros y grises que deprimen y blanco que positivizan, pero la sutil e infinitas combinaciones podían variar el resultado.

La moraleja…

Este humilde narrador dirá que está, la moraleja, es como la percepción del color depende de cada cual, y no cabe duda de que cada uno de nosotros tenemos unas preferencias, como seres inimitables y emocionales que somos aunque también es cierto que existen unas generalidades comunes a todos en cuanto a la apreciación del mismo. Sé precavido con la curiosidad.

Y colorín colorado este cuento se ha…acabado.

Las Crónicas del #Hadoalado. Ërase….diciembre 2020.

Te quiero y lo sabes…#VPLB…:-9

Feliz Navidad.

Nº9 #CreandoProyectosDeVida

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Hoy queremos recomendar la web de Daniel de Haztuwebsite, que tanto nos ha ayudado a hacer posible este blog. Gracias Daniel y Yerai.

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